El 'telectroscopio' o cómo instalar la ciencia ficción en la realidad
Parado junto a su familia frente a la boca de un gigantesco túnel que se abre bajo el puente de Brooklyn en Nueva York, David Stewart muestra a su bebé a una hermana que desde Londres se emociona con la nueva sobrina, a través de un 'telectroscopio'.
"¿Es Poppy? ¡Es divina!", escribe la hermana en un cartel que presenta luego ante una lente similar instalada cerca del 'Tower Bridge' en la capital británica.
La insólita escena ocurre hacia el mediodía a orillas del East River, en Brooklyn, sur de Nueva York, donde los Stewart hicieron cola, al igual que algunos turistas, para comunicarse visualmente con sus allegados al otro lado del Atlántico gracias al 'telectroscopio' del artista británico Paul St-Georges.
La atracción es gratuita en el lado americano y cuesta una libra en el británico. Aunque se trata en realidad de una comunicación de vídeo de alta definición, que permite ver y ser visto en tiempo real, los organizadores y el público quieren creer en la mágica y poética versión de un túnel que une Estados Unidos y Gran Bretaña, tal como lo pretende demostrar el enorme tubo que desaparece bajo tierra unos quince metros más lejos.
"Mi objetivo es concretar proyectos imaginados a fines del siglo XIX", explicó St-Georges a la AFP. El telectroscopio "es un juego lleno de sorpresas y de fantasías, especialmente gracias a la ausencia de sonido, y también porque hay protagonistas a ambos lados" del océano, agregó.
Fascinado por las ideas de su bisabuelo, cuyos planos descubrió hace poco "porque estaba prohibido hablar de él en la familia", St-Georges quiere seguir realizando las quimeras nacidas de la imaginación de autores de ciencia ficción como Julio Verne o H.G. Wells.
"Mi próxima obra estará relacionada con 'La máquina del tiempo' de Wells", explica el artista, de 53 años, sin entrar en detalles. "Actualmente hago muchas investigaciones en el museo de Artes y Oficios de París sobre Etienne-Jules Marey", dijo. Marey, un científico francés pionero de la fotografía y precursor del cine, investigó las imágenes en movimiento. "Quiero trabajar sobre esas ideas geniales que no fueron realizadas a veces por razones absurdas, pero que si se hubiesen concretado todo hubiese sido muy distinto, como ocurrió por ejemplo con el cine", agrega.
Evoca en particular la desaparición súbita y misteriosa en 1890 de Louis Le Prince, un apasionado de la fotografía animada, que hubiese podido ser considerado como el padre del cine antes que los hermanos Lumière o el norteamericano Thomas Edison.
Interrogado sobre el 'misterio' del 'telectroscopio', St-Georges se mostró evasivo y se niega a admitir que el túnel no existe. "Hay túneles en otras partes, quiero que la gente crea que el túnel existe", agregó.
"La primera mañana fue algo extraordinario, estaba delante del telectroscopio en Londres, y vimos un auto de policía de Nueva York llegar frente al lente, los policías nos miraron y nosotros imitamos los gestos de los sherifs, y ellos hicieron lo mismo", relató el artista
Noticias de Yahoo News
Parado junto a su familia frente a la boca de un gigantesco túnel que se abre bajo el puente de Brooklyn en Nueva York, David Stewart muestra a su bebé a una hermana que desde Londres se emociona con la nueva sobrina, a través de un 'telectroscopio'.
"¿Es Poppy? ¡Es divina!", escribe la hermana en un cartel que presenta luego ante una lente similar instalada cerca del 'Tower Bridge' en la capital británica.
La insólita escena ocurre hacia el mediodía a orillas del East River, en Brooklyn, sur de Nueva York, donde los Stewart hicieron cola, al igual que algunos turistas, para comunicarse visualmente con sus allegados al otro lado del Atlántico gracias al 'telectroscopio' del artista británico Paul St-Georges.
La atracción es gratuita en el lado americano y cuesta una libra en el británico. Aunque se trata en realidad de una comunicación de vídeo de alta definición, que permite ver y ser visto en tiempo real, los organizadores y el público quieren creer en la mágica y poética versión de un túnel que une Estados Unidos y Gran Bretaña, tal como lo pretende demostrar el enorme tubo que desaparece bajo tierra unos quince metros más lejos.
"Mi objetivo es concretar proyectos imaginados a fines del siglo XIX", explicó St-Georges a la AFP. El telectroscopio "es un juego lleno de sorpresas y de fantasías, especialmente gracias a la ausencia de sonido, y también porque hay protagonistas a ambos lados" del océano, agregó.
Fascinado por las ideas de su bisabuelo, cuyos planos descubrió hace poco "porque estaba prohibido hablar de él en la familia", St-Georges quiere seguir realizando las quimeras nacidas de la imaginación de autores de ciencia ficción como Julio Verne o H.G. Wells.
"Mi próxima obra estará relacionada con 'La máquina del tiempo' de Wells", explica el artista, de 53 años, sin entrar en detalles. "Actualmente hago muchas investigaciones en el museo de Artes y Oficios de París sobre Etienne-Jules Marey", dijo. Marey, un científico francés pionero de la fotografía y precursor del cine, investigó las imágenes en movimiento. "Quiero trabajar sobre esas ideas geniales que no fueron realizadas a veces por razones absurdas, pero que si se hubiesen concretado todo hubiese sido muy distinto, como ocurrió por ejemplo con el cine", agrega.
Evoca en particular la desaparición súbita y misteriosa en 1890 de Louis Le Prince, un apasionado de la fotografía animada, que hubiese podido ser considerado como el padre del cine antes que los hermanos Lumière o el norteamericano Thomas Edison.
Interrogado sobre el 'misterio' del 'telectroscopio', St-Georges se mostró evasivo y se niega a admitir que el túnel no existe. "Hay túneles en otras partes, quiero que la gente crea que el túnel existe", agregó.
"La primera mañana fue algo extraordinario, estaba delante del telectroscopio en Londres, y vimos un auto de policía de Nueva York llegar frente al lente, los policías nos miraron y nosotros imitamos los gestos de los sherifs, y ellos hicieron lo mismo", relató el artista
Noticias de Yahoo News